Los inicios de la Corporación se remontan a 1966 gracias a la ilusión desbordante y desbordada de un grupo de amigos, entre los que se encontraban Enrique Villafranca Porras, Agustín Montero Cabello, Francisco Moreno Crespo, José Miguel Mohedano Aguilar, Juan Moreno Campos, Luis Vergara, Gonzalo Zurera Delgado, Agustín Berral Espuny, José María Espuny Moyano, Andrés Moreno, Alberto Muñoz Álvarez de Sotomayor (Piti)… quienes tuvieron su primer cuartel en la calle Luna y más tarde en el granero de Blas Mohedano, en plena calle Guerrero, donde antes estuvo el Imperio Romano y posteriormente sería el inicio de la andadura manantera del Primero de los Dolores. El primer presidente fue Gonzalo Zurera Delgado y como secretario casi perenne estaba José María Espuny.

Entre los años 1970-1971 pasan a formar parte de los Mitigadores un grupo de hermanos de El Pez, Carlos Espuny, Juan Rompinelli, Agustín Robledo, Rafael Campos, Ángel Ríos, Manuel Marta, Mariano Crespo, Guillermo Reina y otros.

Pasados unos años, alrededor de 1977, los hermanos que aún quedaban en Los Mitigadores (Gonzalo Zurera, Rafael Campos, Ángel Ríos, Manuel Marta, Mariano Crespo, Guillermo Reina…) comparten casa-cuartel con La Bengala en un almacén propiedad de Manuel Cabello en la calle Alcaide, con entrada por el Pasaje del Carmen, repartiéndose los gastos propios derivados de la convivencia de dos cuarteles.

En 1978, poco antes del inicio de aquella Semana Santa, los últimos hermanos que quedaban en Los Mitigadores causan baja en la corporación, pasando entonces las figuras a propiedad de La Bengala

Como curiosidad, reseñar que, años atrás, La Bengala procesionaba las figuras de la Historia de Tobías que habían adquirido alrededor de 1971 y que posteriormente, el 25 de mayo de 1976, vendieron por catorce mil pesetas al grupo Las Tres Caídas, entre cuyos componentes se encontraba Lorenzo Jurado Luque (actual decano de El Pez – La Historia de Tobías).

Volviendo a La Bengala, también conocido por la B.U.S.A., vivieron su momento de máximo esplendor en la década de los ochenta del pasado siglo. A partir de ese momento un buen número de sus hermanos toman caminos distintos en la Semana Santa, aunque manteniendo su fiel amistad que perdura hasta nuestros días: unos pasarían a Los Jetones y después al Imperio Romano, pero la gran mayoría pasaría a integrarse directamente en el Imperio Romano.

Aquella Bengala, aquella BUSA mítica, estuvo formada entre otros, por Rafael Fernández Reina, Jesús Rubio Morales, Alberto Robledo Reina, Nacho Robledo Reina, Rafael Moreno Chacón, Luis Felipe Reina Carmona, Javier Chacón Villafranca, Félix Moreno Campos, Jesús Moreno Campos, Cristóbal Aguilar, José Mariano Fernández Reina, Mauricio Fernández Aguilar, Manuel Esteban Carvajal Cornejo, José Antonio Tapia Aguilar, David Reina Chacón, Manuel Cosano Cosano, Rafael Estrada, Enrique Reina, Lorenzo Carmona Chacón, Juan Medina, José Baena, Agustín Reina, Rafael Cejas, Antonio Aguilar Chacón, Bascón, Paco Romero… y durante un año los hermanos Joaquín Vega, Mariano Moyano y José Moyano.

Dentro de ese grupo de hermanos hubo tres que, por su singularidad, por su capacidad de identificarse con la Corporación y por el cariño que hacia ella siempre atesoraron, José Antonio Tapia Aguilar, Mauricio Fernández Aguilar y Manuel Esteban Carvajal Cornejo, se encargarían de procesionar las figuras desde la práctica desaparición del cuartel, hasta su traspaso a La Corona de Jesús en 1991. Aquella cesión de la propiedad se formalizó en un acto celebrado el 9 de marzo de 1991, festividad de los Santos Paciano, Domingo y Francisca y sábado de Pan y Peces en la liturgia pontana, en el cuartel de La Corona, entonces en la calle Casares nº 5 en una casa cedida por el extraordinario manantero Andrés Linares Porcuna. Representando a los hasta entonces propietarios de la Corporación Los Mitigadores de Cristo estaba Jesús María Moreno y por parte de La Corona de Jesús, Javier Villafranca Muñoz en un acto presidido por el entonces Presidente de la Agrupación de Cofradías y Corporaciones José Segundo Jiménez Rodríguez, de gratísimo recuerdo.

Las figuras de Simón Cirineo, Verónica y Magdalena se encuadran en el Nuevo Testamento y representan los personajes bíblicos que ayudaron y consolaron a Jesús hasta sus últimos momentos. En representación de la ayuda que prestó al Maestro en la subida al Calvario, Cirineo porta una pesada Cruz de madera. El paño con el rostro de Jesús que muestra Verónica, representa su gesto compasivo y valiente al acercarse a enjugar el rostro divino mientras otros le agredían o permanecían indiferentes. Y María Magdalena, portando una calavera y una cruz sobre un risco, estuvo en todo momento junto a la Virgen María al pie del Árbol Santo, siendo objeto de encomienda, en el mismísimo Sepulcro, del anuncio de la resurrección.